martes, 23 de octubre de 2018

Perdón, Señor, perdón (Al Santísimo Cristo de la Buena Muerte)



Quiero mi Dios cuando expire
en tus brazos descansar
y que en ellos al cielo me lleves
de tu amor a tu luz a gozar.


Sé que mis culpas son muchas
pero es mucha tu bondad,
Tú eres la Vida Infinita,
el Camino, la gran Verdad.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cuando en mis horas de angustia
a tus plantas imploré
con amor mi dolor remediaste
y ante tanta ternura lloré.

Has olvidado, Dios mío,
que hasta aquí fui pecador,
hoy te ofrezco arrepentido
mi existencia con gran fervor.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cegado por el pecado
en tinieblas caminé
y al llamarme de nuevo a tu lado
con tu luz deslumbrado quedé.

Quiero aliviar tus pesares,
quiero por tu amor sufrir.
¡Padre mío, no abandones
a quien quiere por ti morir!.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.
----------
Es una oración compuesta por Juan Huerta para el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).

lunes, 22 de octubre de 2018

Ante el Cristo de la Buena Muerte


¡Cristo de la Buena Muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada como una rosa,
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa!


¿Quién pudo de tal manera
darte esta noble y severa
majestad llena de calma?
No fue una mano: fue un alma
la que talló tu madera.

Fue, Señor, que el que tallaba
tu figura, con tal celo
y con tal ansia te amaba,
que, a fuerza de amor, llevaba
dentro del alma el modelo. 

Fue, que, al tallarte, sentía
un ansia tan verdadera,
que en arrobos le sumía
y cuajaba en la madera
lo que en arrobos veía.

Fue que ese rostro, Señor,
y esa ternura al tallarte,
y esa expresión de dolor,
más que milagros del arte,
fueron milagros de amor.

Fue, en fin, que ya no pudieron
sus manos llegar a tanto,
y desmayadas cayeron...
¡y los ángeles te hicieron
con sus manos, mientras tanto!

Por eso a tus pies postrado;
por tus dolores herido
de un dolor desconsolado;
ante tu imagen vencido
y ante tu Cruz humillado,

siento unas ansias fogosas
de abrazarte y bendecirte,
y ante tus plantas piadosas,
quiero decirte mil cosas
que no se cómo decirte...

¡Frente que, herida de amor,
te rindes de sufrimientos
sobre el pecho del Señor
como los lirios que, en flor,
tronchan, al paso, los vientos!

Brazos rígidos y yertos,
por tres garfios traspasados
que aquí estáis; por mis pecados
para recibirme, abiertos,
para esperarme, clavados.


¡Cuerpo llagado de amores!,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte,
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo,
y muriendo bendecirte.

Quiero, Señor, en tu encanto
tener mis sentidos presos,
y, unido a tu cuerpo santo,
mojar tu rostro con llanto,
secar tu llanto con besos.

Quiero, en santo desvarío,
besando tu rostro frío,
besando tu cuerpo inerte,
llamarte mil veces mio...
¡Cristo de la Buena Muerte!

Y Tú, Rey de las bondades,
que mueres por tu bondad
muéstrame con claridad
la Verdad de las verdades
que es sobre toda verdad.

Que mi alma, en ti prisionera
vaya fuera de su centro
por la vida bullanguera;
que no le lleguen adentro
las algazaras de fuera;

que no ame la poquedad
de cosas que, van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;

que no turbe mi conciencia
la opinión del mundo necio;
que aprenda, Señor, la ciencia
de ver con indiferencia
la adulación y el desprecio;

que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu Ciencia y tu Luz;
que vaya, en fin, por la vida
como Tú estás en la Cruz:

de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos,
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos.

Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido;
por la muerte que has sufrido,
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido:

A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado, Señor.

Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte!
----------
Es un poema del escritor español José María Pemán (1897-1981).

domingo, 14 de octubre de 2018

Oración a Nuestra Señora del Gran Dolor


Madre de los ojos tristes
y empañados por el llanto,
que en la cruz viste morir
al hijo que amabas tanto.

Con buenas obras quisiera
acallar tu sufrimiento,
y, siendo un digno cristiano,
dar consuelo a tu lamento.

Por eso te ruego, Madre,
que siembres mi corazón
de tu infinita bondad,
para afrontar esta vida
con sencillez y humildad.

Y cuando llegue el momento
de entregar mi alma al Señor,
recíbeme con cariño,
acógeme con amor
María del Dulce Nombre
¡Señora del Gran Dolor!
----------
Es una oración de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial, Madrid (España). Autor: Manuel de Dompablo.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Oración a Nuestra Señora de la Piedad


Con maternal amor, y entre gemidos,
acoges a tu Hijo entre los brazos,
y lo abrazas, con ternura, en tu regazo
e imploras Piedad entre suspiros.

Sutiles lágrimas brotan de tus ojos,
realzando, aún más, tu hermosura,
haciendo más palpable tu dulzura
cuando miran al Cielo, temblorosos.

Virgen María, pedimos, de corazón,
que vuelvas tus ojos piadosos
a quienes te imploran, gozosos,
recibas, Madre, nuestra oración.

Para llevar esta vida con dignidad
concédenos la gracia necesaria,
rogamos escuches nuestra plegaria,
Madre, Señora de la Piedad.
----------
Es una oración de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y Cristo Muerto de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).



sábado, 22 de septiembre de 2018

Oración al Nazareno


¿Quién no ha besado su manto,
su cordón o su madero?

¿Quién no contempló su imagen,
su rostro triste y sereno?

¿Quién no encendió una candela?
¿Quién no rezó un Padre Nuestro?

¿Quién no le pidió salud
para el familiar enfermo?

Y para aquel que marchara,
¿quién no le pidió el regreso?

Jesús el mejor legado
que tienen los españoles,
así las generaciones
según se van sucediendo
heredan la devoción
a su Jesús Nazareno
y la herencia de Jesús
será la herencia del Cielo.
----------
Es la oración de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).


lunes, 10 de septiembre de 2018

Oración para pedir al Señor la Beatificación del Venerable Padre Juan Bonal



Señor y Dios nuestro, que elegiste a tu siervo Juan Bonal para proclamar, con su vida y con su palabra, que es inmensa tu ternura, que tu misericordia es que
tu misericordia es siempre mayor que la miseria humana, y te das con singular predilección a los pobres y a los pequeños.

Te rogamos nos concedas, por su intercesión y para su glorificación, la gracia que te pedimos… 


Ayúdanos a caminar como él, arriesgados y humildes, fuertes y alegres, entregados y bondadosos, sirviendo y amando a todos los hermanos.

Amén.

----------
El Padre Juan Bonal nació en Terradas, Gerona (España) el 24 de agosto de 1769 y falleció en Zuera, Zaragoza (España). Fue fundador de la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana junto con la Madre Ràfols. Dedicó su vida a los pobres, enfermos, presos, jóvenes y niños, en particular durante la Guerra de la Independencia contra los franceses en la ciudad de Zaragoza.

El 20 de diciembre de 2012, el Papa Benedicto XVI publicó un Decreto reconociendo sus virtudes heroicas y dándole el título de Venerable.


domingo, 2 de septiembre de 2018

Oración para pedir al Señor la canonización de la Beata María Ràfols



Te damos gracias, Señor, porque enriqueciste a la Beata María Ràfols con tus dones y virtudes y la llamaste a ejercer la caridad, principalmente con los más pobres y necesitados.

Concédenos por su intercesión y para su enaltecimiento, la gracia que ahora te pedimos.

Asístenos con tu Espíritu para que podamos aceptar en fe tu voluntad, comprender el dolor del hermano, imitar a tu Sierva en la caridad y lograr con "hechos de vida” un mundo más humano, más de Cristo.


----------
María Ràfols Bruna nació en Villafranca del Penedés, Barcelona, España, el 5 de noviembre de 1781 y falleció en Zaragoza, España, el 30 de agosto de 1853.

Fue la fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y su primera superiora general.

Dedicó su vida a ayudar a los más necesitados, en especial los pobres y los enfermos.

A su muerte se empieza a difundir su fama de santidad.

Fue beatificada el 1 de octubre de 1994 por su Santidad el Papa Juan Pablo II.

Su cuerpo y su altar se encuentran en Zaragoza, en la Capilla del Noviciado de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana.

Su festividad se celebra el 5 de noviembre.

lunes, 2 de julio de 2018

Oración para obtener gracias por intercesión de Madre Asunción Soler Gimeno



Te damos gracias, Padre de bondad, porque nos has creado para tu gloria, que hiciste resplandecer en tu hija Asunción.

Ayúdanos a seguir su ejemplo de fe y esperanza, de caridad y abandono confiado en tu Providencia, para crecer en la santidad.

Haz que tengamos el beneficio de verla glorificada por la Iglesia y concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos…
 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Amén.
 

(Con aprobación eclesiástica para uso privado).
----------
La Madre Asunción Soler Gimeno nació en Quart de Poblet (Valencia, España), el 19 de agosto de 1882. En 1897, ingresa en la Congregación de las Hermanas de la Beatísima Virgen María del Monte Carmelo, en Caudete. En 1898 hace la profesión temporal y en 1909 la perpetua. Es elegida Secretaria General en el capítulo del 1910. En 1923 tiene que abandonar su “Amada Congregación” para fundar, en 1924, en la ciudad de Málaga (España) la Congregación de Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús. Falleció el 6 de julio de 1959 en Madrid (España).

Madre Asunción puso todo su empeño en seguir el lema que da sentido a su existencia: "buscar la gloria de Dios, amar, obedecer y servir".

Para cualquier información, comunicación de favores recibidos y envío de donativos, pueden dirigirse a una de estas direcciones:

Causa de canonización Madre Asunción Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús

C/ Poeta Ángela Figueras, 41. 28003 Madrid (España)
Tel. 91 534 99 43. Fax 91 554 99 24.
E-mail: causamas@planalfa.es

Los donativos para colaborar con su Causa también pueden ser depositados en la cuenta del Banco Popular (España) Nº ES52 0075 0075 71 0701370441.

sábado, 19 de mayo de 2018

Oración por los sacerdotes


Oh buen Jesús, Sacerdote Eterno, que elegiste sacerdotes para pastorear la Iglesia de Dios, adquirida al precio de tu propia sangre.

Te doy gracias por su vida y por su ministerio.

Bendice a nuestro obispo... (se indica el nombre) y a sus obispos auxiliares; bendice a los sacerdotes diocesanos, extradiocesanos y religiosos que ejercen su ministerio en esta Diócesis de... (se indica el nombre); bendice a los seminaristas. 

Bendíceles para que sus pensamientos y acciones sean expresión de tu gloria y de tu amor.

Llénales de fe, de sabiduría y de caridad pastoral.

Que la Eucaristía y tu Palabra sean el alimento de su vida interior.

Que tu vida y tu Pasión se renueven en su quehacer diario y el las situaciones de sufrimiento, para que su presencia sea enseñanza, aliento y esperanza para todos los fieles.

Renueva la fuerza, la ilusión y la alegría que pusiste en su espíritu el día de la ordenación.

Concédeles un corazón generoso, abierto a cualquier llamada.

Concédeles ojos para descubrir lo mejor que hay en las personas y oídos para escuchar sin prejuicios.

Hoy, Señor, te pido especialmente por... (se puede indicar el nombre o nombres de sacerdotes que se conozcan). Concédeles la alegría de sentirte a su lado y llénales de la sabiduría del Espíritu. Pongo en las manos de María su vida y su ministerio.

Amén.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Pregón Pascual




Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.


¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Solo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.

Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre Santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la Santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.

Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.

Y, aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu Nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.

Amén.