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lunes, 15 de julio de 2019

Oración al Cristo de la Unidad



Señor Jesucristo, clavado en la cruz por los pecados de la humanidad, y también por los míos, mira con Misericordia infinita toda mi indigencia y concédeme vivir siempre en tu Gracia, rechazando todo pecado que me aparta de Dios y destruye la Unidad en la que Tú nos mandaste vivir y por la que suplicaste al Padre al final de tu vida en la tierra.

Te lo pido, Señor, por el inmenso Amor que tienes a tu Santísima Madre, María, nuestra Madre y nuestra Guía.

Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos.

Amén.
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Es una oración de la Asociación Mater Christi. Otras oraciones:

Oraciones Mater Christi
Oración a María, nuestra Madre y nuestra Guía
 

domingo, 19 de mayo de 2019

Conversación con Jesús de la Misericordia durante treinta días


Mi Jesús, en ti deposité toda mi confianza, Tú sabes de todo Padre y Señor del Universo, eres el Rey de Reyes, Tú que hiciste al paralítico andar, al muerto vivir y al leproso sanar.

Tú que conoces mis angustias y ves mis lágrimas, bien sabes Divino Amigo cómo preciso alcanzar de ti esta gracia

(Pedir la gracia).


Haz Divino Jesús que, antes de que termine esta conversación que tendré contigo durante 30 días, yo pueda alcanzar esta gracia que te pido con mucha fe y esperanza.

Mi conversación contigo Divino Maestro me da ánimo y alegría para vivir, solo de ti espero con fe y esperanza.

(Pedir la gracia con fe).


Con gratitud divulgaré esta oración para que otros precisen de ti, aprendan a tener confianza en tu misericordia.

Ilumina mis pasos, así como el sol ilumina cada mañana el amanecer y testifica nuestra conversación.

Jesucristo tengo confianza en ti y cada día más aumenta mi fe en ti.

Mensaje de Jesús.

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo irá mejor.

Cuando te entregues a mí, todo se resolverá con tranquilidad, según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.

Cierra los ojos del alma y dime con calma:

¡Jesús, yo confío en ti!

Evita las preocupaciones angustiosas y los pensamientos sobre lo que puede suceder después.

No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas.

Déjame ser Dios y actuar con libertad.

Entrégate confiadamente a mí, reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.

Dime frecuentemente:

¡Jesús, yo confío en ti!

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas, y querer resolver las cosas a tu manera cuando me dices:

¡Jesús, yo confío en ti!

No seas como el paciente que le dice al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo.

Déjate llevar con mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo.

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.

Continúa diciéndome a toda hora:

¡Jesús, yo confío en ti!

Necesito las manos libres para poder obrar.

No me ates con tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso, agitarte, angustiarte y quitarte la paz.

Confía en mí. Reposa en mí. Entrégate a mí.

Yo hago los milagros en la proporción de la entrega y confianza que tienes en mí.

Así que no te preocupes. Echa en mí todas tus angustias y duerme tranquilo.

Dime siempre:

¡Jesús, yo confío en ti!

Y verás grandes milagros.

martes, 23 de octubre de 2018

Perdón, Señor, perdón (Al Santísimo Cristo de la Buena Muerte)



Quiero mi Dios cuando expire
en tus brazos descansar
y que en ellos al cielo me lleves
de tu amor a tu luz a gozar.


Sé que mis culpas son muchas
pero es mucha tu bondad,
Tú eres la Vida Infinita,
el Camino, la gran Verdad.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cuando en mis horas de angustia
a tus plantas imploré
con amor mi dolor remediaste
y ante tanta ternura lloré.

Has olvidado, Dios mío,
que hasta aquí fui pecador,
hoy te ofrezco arrepentido
mi existencia con gran fervor.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cegado por el pecado
en tinieblas caminé
y al llamarme de nuevo a tu lado
con tu luz deslumbrado quedé.

Quiero aliviar tus pesares,
quiero por tu amor sufrir.
¡Padre mío, no abandones
a quien quiere por ti morir!.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.
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Es una oración compuesta por Juan Huerta para el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).

jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Quién eres Tú, oh buen Jesús?



¿Quién eres Tú, oh buen Jesús?
Siervo entregado y sin poder.
El mundo entero viene a ti,
para adorarte, para adorarte.

Perdido estás en esa cruz,
un leño seco y sin vigor.
El Dios de amor se esconde en ti,
el Dios callado, el Dios callado.

Mueres en paz y sin temor,
Dios es tu mando y tu cayado.
Tú vences a la muerte,
resucitado, resucitado.

Siervo sufriente de Yahveh,
semilla que en tierra cayó;
tras el silencio y el dolor
vendrá tu Reino, vendrá tu Reino.