Señor
Jesús, tú dijiste a tus discípulos
"venid conmigo a un lugar apartado y descansad
un poco",
te pedimos por nuestras vacaciones.
El afán
de cada día multiplica nuestra vida
de quehaceres, urgencias, agobios, prisas e
impaciencias.
Necesitamos el reposo y sosiego.
Necesitamos la paz y el diálogo.
Necesitamos el encuentro y la ternura.
Necesitamos la oxigenación del cuerpo y del alma.
Necesitamos descansar.
Necesitamos las vacaciones.
Bendice,
Señor, nuestras vacaciones.
Haz que sean tiempo fecundo para la vida de
familia,
para el encuentro con nosotros mismos y con los
demás,
para la brisa suave de la amistad y del diálogo,
para el ejercicio físico que siempre rejuvenece,
para la lectura que siempre enriquece,
para las visitas culturales que siempre abren
horizontes,
para la fiesta auténtica que llena el corazón del
hombre.
Haz que
nuestras vacaciones de verano sean un tiempo santo
para nuestra búsqueda constante de ti,
para el reencuentro con nuestras raíces cristianas,
para los espacios de oración y reflexión,
para compartir la fe y el testimonio,
para la práctica de tu Ley y la de tu Iglesia,
para la escucha de tu Palabra,
para participar en la mesa de tu Eucaristía.
Tú
vienes siempre a nosotros.
Tus caminos buscan siempre los nuestros.
Haz que en las vacaciones de verano,
sepamos remar mar adentro y te encontremos a ti,
el Pescador, el Pastor, el Salvador, el Hermano, el
Amigo,
y encontremos a nuestros hermanos.
Juntos realizaremos la gran travesía de nuestras
vidas.
En tu
nombre, Señor,
también en vacaciones,
quiero estar dispuesto a remar mar adentro.
Ayúdame. Te necesito, también en este tiempo.
Amén.