lunes, 27 de junio de 2022

Oración por los hijos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro


¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Que esta palabra sea el grito de
mi corazón desde la aurora.
¡Oh María! Que tu bendición
los acompañe, los guarde, los defienda
los anime, los sostenga en todas
partes y en todas las cosas.

Cuando postrados ante la
presencia del Señor le ofrezcan
sus tributos de alabanza y
oración, cuando le presenten
sus necesidades, o imploren
sus divinas misericordias.
¡Madre mía socorre a mis hijos!

Cuando se dirijan al trabajo
donde el deber los llama,
cuando pasen
de una ocupación a otra,
a cada movimiento que ejecuten,
a cada paso que den
y a cada nueva acción.
¡Madre mía socorre a mis hijos!

Cuando la prueba venga
a ejercitar su debilísima virtud
y el cáliz del sufrimiento se
muestre antes sus ojos,
cuando la Divina Misericordia,
quiera instruirlos y
purificarlos por el sufrimiento.
¡Madre mía socorre a mis hijos!

Cuando el infierno
desencadenado contra ellos
se esfuerce en seducirlos
con los atractivos del placer,
las violencias de las tentaciones
y los malos ejemplos.
¡Madre mía socorre y preserva
de todo mal a mis hijos!

Cuando se dirijan a buscar
el remedio de sus males
y la curación de sus heridas
en el Tribunal de la
reconciliación y de la paz.
¡Madre mía socorre a mis hijos!

Cuando se acerquen
a la Sagrada Mesa
para alimentarse con el
Pan de los Ángeles,
con el Verbo hecho carne
por nosotros
en tus purísimas entrañas.
¡Madre mía bendice a mis hijos!

Cuando en la noche
se dispongan al descanso
a fin de continuar con nuevo fervor
al día siguiente su camino hacia la patria eterna
¡Madre mía bendice a mis hijos!

Que tu bendición, Madre mía,
descienda sobre ellos,
en el día, en la noche,
en el consuelo, en la tristeza,
en el trabajo, en el descanso,
en la salud y en la enfermedad,
en la vida y en la muerte
y que esta no sea repentina,
y por toda una eternidad.

Así Sea.

(Se rezan tres avemarías).

Oh Señora Madre del Perpetuo Socorro,
ruega por nosotros que acudimos a ti.
Te confiamos a todos los hijos
para que los guíes y protejas siempre.

Amén.
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La festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se celebra el 27 de junio.

viernes, 10 de junio de 2022

Oraciones de la Legión de María

ORACIONES AL EMPEZAR:

 

En el nombre del Padre...

 

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.

 

V. Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado.
R. Y renovarás la faz de la tierra.


OREMOS:


Oh Dios, Padre nuestro, derrama los dones de tu Espíritu sobre el mundo: enviaste al
Espíritu a tu Iglesia para iniciar la enseñanza del Evangelio; que sea ahora tu Espíritu el
que continúe trabajando en el mundo a través de los corazones de todos los que creen en ti. 

 

Por Cristo nuestro Señor.

 

Amén.

 

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

 

Amén.


Se reza el Santo Rosario y la Salve.

 

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.


OREMOS:

 

Oh Dios, cuyo Hijo Unigénito nos obtuvo la salvación eterna por medio de su vida,
muerte y resurrección, concédenos, a quienes meditamos estos misterios en el rosario de la bienaventurada Virgen María, imitar lo que enseñan y alcanzar lo que prometen.

 

Por Jesucristo nuestro Señor.

 

Amén.

 

V. Sacratísimo Corazón de Jesús.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Inmaculado Corazón de María.
R. Ruega por nosotros.
V. San José.
R. Ruega por nosotros.
V. San Juan Evangelista.
R. Ruega por nosotros.
V. San Luis María de Montfort.
R. Ruega por nosotros.


En el nombre del Padre...

 

CATENA LEGIONIS:

 

Antífona:

 

¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles,
de generación en generación.

 

Él hace proezas con brazo;
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
- como lo había prometido a nuestros padres -
en favor de Abrahán y su descendencia
por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

 

Amén.

 

Antífona:

 

¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?

 

V. Oh María, sin pecado concebida,
R. Ruega por nosotros que recurrimos a ti.


Oremos:

 

Oh Señor Jesucristo, medianero nuestro delante del Padre, que constituiste a la santísima Virgen, tu Madre, madre nuestra y medianera delante de ti, haz que cuantos a ti acudieren para pedirte beneficios se gocen de haberlo conseguido todo por Ella.

 

Amén.


ORACIONES FINALES:


Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh
Virgen gloriosa y bendita.

 

V. María Inmaculada, Medianera de todas las gracias,
R. Ruega por nosotros.
V. San Miguel y San Gabriel.
R. Rogad por nosotros.
V. Todas las potestades del cielo, Legión angélica de María.
R. Rogad por nosotros.
V. San Juan Bautista.
R. Ruega por nosotros.
V. Santos Pedro y Pablo,
R. Rogad por nosotros.

 

OREMOS:

 

Señor, concédenos a cuantos servimos bajo el estandarte de María, la plenitud de fe en ti y confianza en Ella, a las que se ha concedido la conquista del mundo. 

 

Concédenos una fe viva, que, animada por la caridad, nos habilite para hacer todas nuestras acciones por puro amor a ti, y a verte y servirte en nuestro prójimo; una fe firme e inconmovible como una roca, por la cual estemos tranquilos y seguros en las cruces, afanes y desengaños de la vida; una fe valerosa que nos empresas por tu gloria y por la salvación de las almas; una fe que sea la Columna de Fuego de nuestra Legión, que hasta el fin nos lleve unidos, que encienda en todas partes el fuego del Amor de Dios, que ilumine a aquellos que están en oscuridad y sombra de muerte, que inflame a los tibios, que resucite a los muertos por el pecado; y que guíe nuestros pasos por el Camino de la Paz, para que, terminada la lucha de la vida, nuestra Legión se reúna sin pérdida alguna en el reino de tu amor y gloria.

 

Amén.

 

Las almas de nuestros legionarios y las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz por la misericordia de Dios.

 

Amén.

 

En el nombre del Padre... 

 

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La Legión de María es un movimiento católico, fundado en 1921, cuya finalidad es la gloria de Dios por medio de la santificación de sus miembros.

lunes, 6 de junio de 2022

Acto de confianza de San Claudio de la Colombière


Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en ti todas mis solicitudes: «en paz me duermo y al punto descanso, porque Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10).
 
Despójenme, en buena hora, los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas e instrumentos de serviros; pierda yo por mí mismo vuestra gracia pecando, que no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: en paz me duermo y al punto descanso.
 
Que otros esperen la dicha de sus riquezas o de sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10). Confianza semejante jamás salió fallida a nadie: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11).
 
Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).
 
Conocer, demasiado conozco que por mí soy frágil y mudable; sé cuánto pueden las tentaciones contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. Mientras yo espere, estoy a salvo de toda desgracia; y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.
 
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos.
 
Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a ti mismo, de ti mismo, oh Criador mío, para el tiempo y para la eternidad.
 
Amén.
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Este Acto de confianza es parte de un sermón del Santo sobre el amor de Dios: Oeuvres, IV, 215. Cf. carta XCVI. San Claudio de la Colombière (1641-1682) fue un santo francés que propagó por todo el mundo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fue confesor de Santa Margarita y fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 1992. Su festividad se celebra el 15 de febrero.