lunes, 6 de junio de 2022

Acto de confianza de San Claudio de la Colombière


Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en ti todas mis solicitudes: «en paz me duermo y al punto descanso, porque Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10).
 
Despójenme, en buena hora, los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas e instrumentos de serviros; pierda yo por mí mismo vuestra gracia pecando, que no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: en paz me duermo y al punto descanso.
 
Que otros esperen la dicha de sus riquezas o de sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10). Confianza semejante jamás salió fallida a nadie: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11).
 
Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).
 
Conocer, demasiado conozco que por mí soy frágil y mudable; sé cuánto pueden las tentaciones contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. Mientras yo espere, estoy a salvo de toda desgracia; y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.
 
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos.
 
Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a ti mismo, de ti mismo, oh Criador mío, para el tiempo y para la eternidad.
 
Amén.
----------
Este Acto de confianza es parte de un sermón del Santo sobre el amor de Dios: Oeuvres, IV, 215. Cf. carta XCVI. San Claudio de la Colombière (1641-1682) fue un santo francés que propagó por todo el mundo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fue confesor de Santa Margarita y fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 1992. Su festividad se celebra el 15 de febrero.