viernes, 21 de diciembre de 2012

Oración del cuarto domingo de Adviento


Bendigamos al Señor.

Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: 

Demos gracias a Dios.

Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7):
 
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

V. Palabra de Dios
R. Te alabamos Señor.

Oración final:

Señor nuestro, que cada año revives en nosotros la esperanza de la salvación, haz que así como ahora, llenos de alegría estamos preparando la venida de tu Hijo Jesús, como Redentor de los hombres, así también, cuando venga como Juez, lo podamos recibir llenos de confianza y júbilo.

Por el mismo Cristo, nuestro Señor.

Amén.
 

jueves, 20 de diciembre de 2012

Oración del tercer domingo de Adviento




En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz.

Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!.

Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
 
V. Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

R. Y seremos salvados.

Amén.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Oración del segundo domingo de Adviento



Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas.

El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.

¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

V.
Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. 
R. Y seremos salvados.

Amén.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Rito de la bendición de la corona de Adviento y oración del primer domingo


Monición:

Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.

El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.

Oración al comienzo del Adviento:

La tierra, Señor, se alegra en estos días y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de la corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.

Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración del primer domingo de Adviento:

Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.

Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, queremos caminar alegres hacia ti, porque Tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

Unidos en una sola voz digamos Padre nuestro...

V. Ven Señor Jesús, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
R. Y seremos salvados.

Amén.

Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Te buscamos, Señor, en el camino


Te buscamos, Señor, en el camino,
necesitamos tu presencia a nuestro lado.
Qué las lágrimas vienen constantemente
a nuestros ojos.
Y tu mirada es el consuelo

para esta oscuridad que nos envuelve esta noche.

Te buscamos, Señor, en nuestras horas,

aguardamos aquí
tu gesto y tu palabra.
Que el silencio sepulta
los cantos de la aurora ya perdida
en este cementerio
sin estrellas que alarguen
nuestra vigilia hacia la luz.

En la meta, Señor, te encontraremos.

Esperamos beber de tu costado
y calmar esta sed que nos ahoga.
Que estamos muy cansados y en agobios
por este largo caminar y a oscuras
y ya solo esperamos reclinar
la cabeza en tu pecho,
que se prolonguen más los sueños y fecunden.
 
Amén.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Oración por la vida (Juan Pablo II)


Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes: a ti confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se les impide nacer, de pobres a quienes se les hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo, el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.


Amén.
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Es una oración de la Carta Encíclica Evangelium Vitae (25 de marzo de 1995).

domingo, 25 de noviembre de 2012

Himno a Jesucristo Rey del Universo


Oh Príncipe absoluto de los siglos,
oh Jesucristo, Rey de las naciones:
te confesamos árbitro supremo
de las mentes y de los corazones.

La turbamulta impía vocifera:
"no queremos que reine Jesucristo";
pero en cambio nosotros te aclamamos,
y Rey del universo te decimos.

Oh Jesucristo, Príncipe pacífico:
somete a los espíritus rebeldes,
y haz que encuentren el rumbo los perdidos,
y que en un solo aprisco se congreguen.

Para eso pendes de una cruz sangrienta,
y abres en ella tus divinos brazos;
para eso muestras en tu pecho herido
tu ardiente corazón atravesado.

Para eso estás oculto en los altares
tras las imágenes del pan y el vino;
para eso viertes de tu pecho abierto
sangre de salvación para tus hijos.

Que con honores públicos te ensalcen
los que tienen poder sobre la tierra;
que el maestro y el juez te rindan culto,
y que el arte y la ley no te desmientan.

Que las insignias de los reyes todos
te sean para siempre dedicadas,
y que estén sometidos a tu cetro
los ciudadanos todos de la patria.

Glorificado seas, Jesucristo,
que repartes los cetros de la tierra;
y que contigo y con tu eterno Padre
Glorificado el Paráclito sea
.

Amén.
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Es un Himno del Breviario Romano para la Solemnidad de Cristo Rey.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Oración a Don Álvaro del Portillo


Dios Padre misericordioso, que concediste a tu siervo Álvaro, Obispo, la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia y fidelísimo hijo y sucesor de San Josemaría, Fundador del Opus Dei: haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo; dígnate glorificar a tu siervo Álvaro, y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase).

Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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Don Álvaro del Portillo ha sido beatificado, en Madrid, el día 27 de septiembre de 2014.

Se ruega a quienes obtengan gracias por intercesión del siervo de Dios, que las comuniquen a la Oficina para las Causas de los Santos de la Prelatura del Opus Dei en España, calle Diego de León 14, 28006 Madrid (España). E-mail ocs@opusdei.es 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Oraciones por los fieles difuntos


Oh Dios, que resucitaste a tu Hijo para que, venciendo la muerte, entrara en tu reino, concede a tus siervos difuntos que, superada su condición mortal, puedan contemplarte para siempre como su Creador y Salvador.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén. 

O bien: 

Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, nosotros los redimidos por la muerte y resurrección de tu Hijo, te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos, y pues creyeron en la resurrección futura, merezcan alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén. 

O bien: 

Escucha, Señor, nuestras súplicas para que, al confesar la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, se afiance también nuestra esperanza de que todos tus hijos resucitarán.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.
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Son oraciones apropiadas para el día 2 de noviembre, Conmemoración de los Fieles Difuntos.