martes, 25 de diciembre de 2012

El santo nombre de Jesús



Jesús, dulce memoria, fiel consuelo,
que dad gozo y placer al alma pura;
más dulce que la miel es la dulzura
de tu dulce presencia, Rey del cielo.

Nada se oye que dé más regocijo,
nada puede la voz cantar más suave,
nada pensar más dulce el nombre sabe,
que Jesús amoroso de Dios Hijo.

Jesús, nuestra esperanza, ¡qué piadoso
eres al que te pide humildemente!
¡Qué bueno al que te busca diligente!
Y el que logra hallarte, ¡que dichoso!

Ni la voz el decirlo es practicable,
solo por experiencia se penetra,
ni llegarlo a explicar puede la letra;
que es amar a Jesús, bien inefable.

Sed, pues, nuestro placer, Jesús amado,
que has de ser galardón del alma pía;
sea en ti nuestra gloria y alegría
por siglos y por tiempo interminado.

Amén.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Oración del cuarto domingo de Adviento


Bendigamos al Señor.

Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: 

Demos gracias a Dios.

Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7):
 
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

V. Palabra de Dios
R. Te alabamos Señor.

Oración final:

Señor nuestro, que cada año revives en nosotros la esperanza de la salvación, haz que así como ahora, llenos de alegría estamos preparando la venida de tu Hijo Jesús, como Redentor de los hombres, así también, cuando venga como Juez, lo podamos recibir llenos de confianza y júbilo.

Por el mismo Cristo, nuestro Señor.

Amén.
 

jueves, 20 de diciembre de 2012

Oración del tercer domingo de Adviento




En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz.

Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!.

Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
 
V. Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

R. Y seremos salvados.

Amén.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Oración del segundo domingo de Adviento



Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas.

El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.

¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

V.
Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. 
R. Y seremos salvados.

Amén.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Rito de la bendición de la corona de Adviento y oración del primer domingo


Monición:

Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.

El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.

Oración al comienzo del Adviento:

La tierra, Señor, se alegra en estos días y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de la corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.

Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración del primer domingo de Adviento:

Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.

Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, queremos caminar alegres hacia ti, porque Tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

Unidos en una sola voz digamos Padre nuestro...

V. Ven Señor Jesús, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
R. Y seremos salvados.

Amén.

Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.