sábado, 11 de abril de 2020

Bendición del agua bautismal


El sacerdote celebrante bendice el agua bautismal, extendiendo las manos:


Oh Dios, que realizas en tus sacramentos obras admirables
con tu poder invisible,
y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua
para significar la gracia del bautismo.

Oh Dios, cuyo espíritu, en los orígenes del mundo,
se cernía sobre las aguas,
para que ya desde entonces
concibieran el poder de santificar.

Oh Dios, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio
prefiguraste el nacimiento de la nueva humanidad,
de modo que una misma agua
pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad.

Oh Dios, que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rojo
a los hijos de Abrahán,
para que el pueblo liberado de la esclavitud del Faraón
fuera imagen de la familia de los bautizados.

Oh Dios, cuyo Hijo, al ser bautizado por Juan
en el agua del Jordán,
fue ungido por el Espíritu Santo;
colgado en la cruz vertió de su costado agua, junto con la sangre;
y después de su resurrección mandó a sus apóstoles:
"Id y haced discípulos de todos los pueblos,
bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".

Mira ahora a tu Iglesia en oración
y abre para ella la fuente del bautismo.
Que esta agua reciba, por la obra del Espíritu Santo,
la gracia de tu Unigénito,
para que el hombre,
creado a tu imagen y limpio en el bautismo,
muera al hombre viejo
y renazca, como niño, a nueva vida
por el agua y el Espíritu.

Y, metiendo, si lo cree oportuno, el cirio pascual o su mano en el agua una o tres veces, prosigue:

Te pedimos, Señor,
que el poder del Espíritu Santo,
por tu Hijo,
descienda sobre el agua de esta fuente,
y, teniendo el cirio en el agua, prosigue:
para que todos los sepultados con Cristo en su muerte,
por el bautismo,
resuciten con él a la vida.


Por Jesucristo nuestro Señor. 


Amén.

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La bendición del agua bautismal se realiza en la Vigilia Pascual.