viernes, 10 de octubre de 2008

Oraciones enseñadas por el Ángel a los niños de Fátima


«Dios mío, yo creo, adoro, espero y Os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman.»

«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.»
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sábado, 4 de octubre de 2008

Oración por las benditas ánimas del Purgatorio





Dios misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad.

Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación. Dígnate escucharla, clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu misericordioso Hijo.

Amén.

María, Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia.


Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.

María, Reina del Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las cuales nadie recuerda; Tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así el eterno descanso.


Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.

María, Reina del Purgatorio: te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que, cuanto antes, vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.


Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.

María, Reina del Purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Ten compasión de ellas, ya que no pueden merecer sino solo padecer; abrevia sus penas y derrama sobre estas almas el bálsamo de tu consuelo.


Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.

María, Reina del Purgatorio: te ruego de modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Intercede, Madre nuestra, por ellas, y Dios escuchará tu oración.


Dales, Señor, el descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Así sea.

Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas ánimas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En ti, Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado.

Amén.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Oración para sonreír de la Madre Teresa de Calcuta


Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.


Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.

Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.

Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.

Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.

Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.

Amén.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Noche oscura del alma

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡Oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y en segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscura y en celada,
estando ya mi cada sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo con sus cabello esparcía,
en su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
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Este poema-oración fue compuesto por San Juan de la Cruz (1542-1591)

martes, 2 de septiembre de 2008

Oración por los enfermos a San Pío de Pietrelcina


Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordioso por los que sufren.

Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo;
sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación;
consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores;
protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia;
alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar;
vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa;
acompaña a quienes pasan las noches insomnes;
visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos;
alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan;
toca los miembros y músculos que han perdido movilidad;
ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan;
apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran;
calma a quienes se estremecen por dolores y calambres;
concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan;
devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia;
disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos;
vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento;
guía a los moribundos al gozo eterno;
conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios;
y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad.

Amén.

sábado, 30 de agosto de 2008

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Solo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que solo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
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El poema-oración fue compuesto por santa Teresa de Jesús, también conocida como santa Teresa de Ávila (1515-1582)

sábado, 2 de agosto de 2008

Oración del estudiante compuesta por Santo Tomás de Aquino


Oh Dios, fuente de la sabiduría,
principio supremo de todas las cosas.
Derrama tu luz en mi inteligencia
y aleja de ella las tinieblas
del pecado y de la ignorancia.
Concédeme penetración para entender,
memoria para retener, método para aprender,
lucidez para interpretar y expresarme.
Ayuda el comienzo de mi trabajo,
dirige su progreso, corona su fin,
por Cristo nuestro Señor.

Amén.
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Otras oraciones de Santo Tomás de Aquino:
 

Otra oraciones para estudios:
 

martes, 29 de julio de 2008

Oración por las madres



 
Oh, Dios, Tú que nos diste a María por Madre, haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la paz.

jueves, 24 de julio de 2008

Espíritu de vida (oración al Espíritu Santo)



"Envía tu Espíritu, Señor",
ese aliento que da vida;
si tú no alientas, todo es muerte,
un cadáver cósmico, polvo putrefacto.
Sopla sobre el mundo,
para que crezca en armonía y perfección.
Sopla sobre esta tierra,
para que se llene de primavera.
Exhala tu aliento sobre nosotros,
para que el corazón se encienda,
y cantemos poemas inspirados,
los pulmones hinchados de tu Espíritu.
Cantaremos la grandeza de tu amor,
que derrama tu Espíritu sin medida.
¡Dios mío, vístenos también a nosotros!
Echaremos en tu fuego los vestidos viejos,
los que modeló Adán, el desfasado,
y Tú vístenos de Jesucristo.
Recreános con tu Espíritu de vida.
Haz de nosotros hombres nuevos,
constructores del mundo nuevo,
anticipo de ese reino que esperamos.

martes, 1 de julio de 2008

Ven (oración al Espíritu Santo)


Ven, luz verdadera.
Ven, vida eterna.
Ven, misterio escondido.
Ven, tesoro sin nombre.
Ven, realidad inefable.
Ven, persona inconcebible.
Ven, felicidad sin fin.
Ven, luz sin declive.
Ven, espera infalible de los que deben ser salvados.
Ven, despertador de los dormidos.
Ven, resurrección de los muertos.
Ven, poderoso que haces y renuevas todo y lo transformas por tu sola voluntad.
Ven, Tú, el único, hacia mi que estoy solitario.
Ven, Tú, convertido en mi deseo.
Ven, mi soplo y mi vida.
Ven, consolación de mi pobre alma.
Ven, mi alegría, mi gloria, mis delicias sin fin.