miércoles, 29 de octubre de 2008

Invocación al Espíritu Santo


El mundo brilla de alegría.

Se renueva la faz de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Esta es la hora en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Esta es la fuerza que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas,
delante de los jueces.

Llama profunda que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.

Amén.