os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María,
asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María,
expire en paz con vosotros el alma mía.
Señor, Jesucristo,
Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante, para que mientras conduzco no cause daño a nadie. A ti Señor, que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy mi vida.
No olvidéis, Virgen Santísima, las tristezas de la tierra.