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lunes, 18 de agosto de 2025

Oración de San Ambrosio


Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia.

Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder, con mis miserias y temores me acerco a ti, fuente de misericordia y de perdón; vengo a refugiarme en ti, que has dado la vida por salvarme. Antes de que llegues como juez a pedirme cuentas, Señor, no me da vergüenza descubrirte a ti mis llagas. Me dan miedo mis pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita misericordia. Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y Hombre verdadero, mírame con amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros.

Escúchame, pues espero en ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor. Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la cruz y te ofreciste en ella como redentor por todos los hombres y especialmente por mí. Adoro, Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados. Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todas mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada Comunión. Que tu cuerpo y tu sangre me ayuden, Señor, a obtener de ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mí los sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo.

Amén.

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San Ambrosio (340-397) fue un destacado obispo de la ciudad de Milán, gran teólogo, es uno de los cuatro grandes padres de la Iglesia de Occidente o Latina y uno de los treinta y siete doctores de la Iglesia Católica. Su festividad se celebra el 7 de diciembre.

lunes, 15 de julio de 2024

Oración de San Buenaventura (Acto de amor a Jesús Eucaristía)


Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, los senos más escondidos de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor y de una verdadera y pura caridad, tal como la que llenaba el corazón de los Santos Apóstoles, a fin de que desfallezca y se derrita sólo en amor tuyo y en deseo de poseerte.

Que ansíe por ti, que desfallezca en tus atrios, y que no aspire más que a verse libre para unirse contigo. Haz que mi alma tenga hambre de ti, oh Pan de los Ángeles, alimento de almas santas, Pan nuestro cotidiano, lleno de fortaleza, de dulzura, de suavidad, que a cuantos con Él se nutren hace sentir las delicias de su sabor.

¡Oh Jesús a quien los Ángeles desean siempre contemplar, haz que mi corazón sin cesar tenga hambre de ti, se alimente de ti, y lo más profundo de mi alma sea regalado con la dulzura de tus delicias! Que mi corazón tenga siempre sed de ti, oh fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la casa de Dios.

Que no ambicione otra cosa sino poseerte, que te busque y te encuentre, que a ti me dirija y a ti llegue, en ti piense, de ti hable y todo lo haga en loor y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; y que Tú sólo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mis riquezas, mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi olor, mi dulcedumbre, mi alimento, mi comida, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi heredad, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija, firme y hondamente arraigada mi alma y mi corazón.

Amén.

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San Buenaventura (1221-1274), nació en Bagnoregio (Italia), doctor de la Iglesia por su brillante obra teológica. Su festividad se celebra el 15 de julio.

lunes, 6 de junio de 2022

Acto de confianza de San Claudio de la Colombière


Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en ti todas mis solicitudes: «en paz me duermo y al punto descanso, porque Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10).
 
Despójenme, en buena hora, los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas e instrumentos de serviros; pierda yo por mí mismo vuestra gracia pecando, que no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: en paz me duermo y al punto descanso.
 
Que otros esperen la dicha de sus riquezas o de sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10). Confianza semejante jamás salió fallida a nadie: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11).
 
Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).
 
Conocer, demasiado conozco que por mí soy frágil y mudable; sé cuánto pueden las tentaciones contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. Mientras yo espere, estoy a salvo de toda desgracia; y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.
 
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos.
 
Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a ti mismo, de ti mismo, oh Criador mío, para el tiempo y para la eternidad.
 
Amén.
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Este Acto de confianza es parte de un sermón del Santo sobre el amor de Dios: Oeuvres, IV, 215. Cf. carta XCVI. San Claudio de la Colombière (1641-1682) fue un santo francés que propagó por todo el mundo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fue confesor de Santa Margarita y fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 1992. Su festividad se celebra el 15 de febrero.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Oración de San Policarpo de Esmirna antes de su martirio


Señor, Dios todopoderoso, Padre de nuestro amado y bendito Jesucristo, Hijo tuyo, por quien te hemos conocido; Dios de los ángeles, de los arcángeles, de toda criatura y de todos los justos que viven en tu presencia: te bendigo, porque en este día y en esta hora me has concedido ser contado entre el número de tus mártires, participar del cáliz de Cristo y, por el Espíritu Santo, ser destinado a la resurrección de la vida eterna en la incorruptibilidad del alma y del cuerpo.

¡Ojalá que sea yo también contado entre el número de tus santos como un sacrificio enjundioso y agradable, tal como lo dispusiste de antemano, me lo diste a conocer y ahora lo cumples, oh Dios veraz e ignorante de la mentira!

Por esto te alabo, te bendigo y te glorifico en todas las cosas por medio de tu Hijo amado Jesucristo, eterno y celestial Pontífice.

Por él a ti, en unión con él mismo y el Espíritu Santo, sea la gloria ahora y en el futuro, por los siglos de los siglos.

Amén.

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San Policarpo de Esmirna (70-155) es considerado uno de los tres Padres Apostólicos principales, junto a Clemente de Roma e Ignacio de Antioquía. Fue obispo y mártir de la Iglesia y discípulo de San Juan. Marchó a Roma para intentar llegar a un acuerdo con el Papa Aniceto acerca de la fecha de la Pascua. Conducido ante el emperador, se negó a renunciar a la fe cristiana, por lo que fue quemado vivo y atravesado por una lanza. Su festividad se celebra el 23 de febrero.

domingo, 7 de febrero de 2021

Oración de San Ricardo de Chichester



Gracias Padre, por escucharme.

Gracias por liberarme de las interferencias creadas por mí.

Gracias por hacerme entender lo que valgo y lo que busco.

Gracias por quitarme las vendas para ver lo que tú deseas para mí.

Gracias por aquietarme internamente y, en esa quietud, lograr reflexionar en plenitud y confianza.

Gracias por el don del conocimiento y la confianza.

Gracias Dador de Vida y Sustancia Única Vital por mi futuro encuentro con lo anhelado.

Hoy te amo y te venero, porque todo me lo das y lo acepto con amor.

Gracias te sean dadas, Señor Jesucristo, por todos los beneficios que nos has concedido, por todos los dolores y afrentas que has llevado por nosotros.

Oh, misericordioso redentor, amigo y hermano, que podamos conocerte con mayor claridad, amarte más cariñosamente, y seguirte más de cerca día tras día.

Amén.
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San Ricardo es un santo de origen inglés (1197-1253) que fue Obispo de Chichester. Colaboró con las Cruzadas y se le considera patrón de los caballeros. Su festividad se celebra el 3 de abril.

viernes, 29 de enero de 2021

¿Quién sois Vos, Señor? (Oración de San Francisco Solano)


Luce el cielo su manto de estrellas
en la noche callada y serena;
cuando todos descansan y duermen,
fray Francisco absorto está en vela.

Y sus ojos, al cielo elevados,
son plegaria de amor y de entrega,
y su voz, un susurro de rezos,
convertidos en dulces poemas.

"¡Quién sois Vos, Señor mío y Dios mío!
¡Quién soy yo, vil gusano en la tierra!..."
Y así pasan las horas volando,
y Francisco, extático, sueña:

¡Es heraldo del Rey de la gloria,
y la Dama Pobreza es su dueña!
Ya no cuentan dolores ni gozos,
sufrimientos y dichas no cuentan.

Demos gloria al Dios increado,
Trino y Uno en personas y esencia,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
alabanzas y glorias eternas.

Amén.
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San Franciso Solano, nació en Montilla (España) en 1549 y falleció en Lima (Perú) en 1610. Fue un fraile jesuita que, desde joven, realizó milagros y curaciones inexplicables. En 1589 marchó de misionero a América, predicando en diversas regiones hasta llegar, finalmente a Perú. Fue un predicador infatigable y vivió en extrema pobreza, a pesar de lo cual siempre estaba alegre y dando consejos a los que lo necesitaban.

sábado, 23 de enero de 2021

Oración a la Virgen María de San Ildefonso de Toledo


A ti acudo, única Virgen y Madre de Dios.

Ante la única que ha obrado la Encarnación de mi Dios me postro.

Me humillo ante la única que es madre de mi Señor.

Te ruego que por ser la Esclava de tu Hijo me permitas consagrarme a ti y a Dios, ser tu esclavo y esclavo de tu Hijo, servirte a ti y a tu Señor.

A Él, sin embargo, como a mi Creador y a ti como madre de nuestro Creador; a Él como Señor de las virtudes y a ti como esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios y a ti como a Madre de de Dios.

Yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo.

Tú eres mi Señora, porque eres esclava de mi Señor.

Concédeme, por tanto, esto, ¡oh Jesús Dios, Hijo del hombre!: creer del parto de la Virgen aquello que complete mi fe en tu Encarnación; hablar de la maternidad virginal aquello que llene mis labios de tus alabanzas; amar en tu Madre aquello que tu llenes en mi con tu amor; servir a tu Madre de tal modo que reconozcas que te he servido a ti; vivir bajo su gobierno en tal manera que sepa que te estoy agradando y ser en este mundo de tal modo gobernado por Ella que ese dominio me conduzca a que Tú seas mi Señor en la eternidad.

¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios, consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!

Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen; los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo, y a Ella por Madre de mi Creador; si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella, tampoco glorificáis como Dios a mi Señor.

No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones; los que no rendís honor a la Madre del Señor con la excusa de honrar a Dios su Hijo.

Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo, deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo, quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios, busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre; para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo, deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.

Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor; lo que se da a la Madre redunda en el Hijo; lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido, y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.

Por eso me gozo en mi Señora, canto mi alegría a la Madre del Señor, exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador y disfruto con Aquella en la que el Verbo se ha hecho carne.

Porque gracias a la Virgen yo confío en la muerte de este Hijo de Dios y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua, ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad por los siglos de los siglos.

Amén.
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San Ildefonso nació en Toledo (España) en el año 606. Fue elegido obispo de la ciudad en 657. Destacó por su devoción a la Virgen María, defendiendo su virginidad perpetua. La tradición dice que la Santísima Virgen María se le apareció en la catedral, alabó el trabajo que estaba realizando y le regaló una preciosa casulla. Falleció el 23 de enero de 667, razón por la cual se celebra su festividad en dicha fecha.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Oración de Santa Gertrudis Magna que libera mil almas del Purgatorio


Padre Eterno, os ofrezco la Preciosísima Sangre de Vuestro Divino Hijo Jesús, junto con las Misas que se digan hoy en todo el mundo:

- por todas las santas almas del Purgatorio,
- por los pecadores en todas partes,
- por los pecadores en la Iglesia Universal,
- los de mi propio hogar, y dentro de mi familia.

Amén.
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Esta Oración Maravillosa que libera mil almas del Purgatorio, se recomienda que se rece todos los días. El Salvador aseguró a Santa Gertrudis la Magna, religiosa cisterciense del Monasterio de Helfta en Eisleben (Alemania), a finales del siglo XIII, que esta oración liberaría a mil almas del Purgatorio cada vez que se ofreciese, extendiéndose también la Promesa a la conversión y salvación de las que todavía peregrinan en la Tierra.

sábado, 31 de enero de 2015

Oración de San Luis Gonzaga


Oh Señora mía, Santa María: hoy y todos los días y en la hora de mi muerte, me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia, y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo; te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo, todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella: para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos, todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo.

Amén.
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San Luis Gonzaga (1568-1591) fue un jesuita italiano. Beatificado en 1605 y canonizado en 1726, es el patrón de la juventud. Su fiesta se celebra el 21 de junio.

viernes, 2 de mayo de 2014

Canta oh lengua (Pange lingua)


Canta, oh lengua,
el misterio del Cuerpo glorioso
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.

Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
terminó el tiempo de su destierro
dando una admirable disposición.

En la noche de la Última Cena,
sentado a la mesa con sus hermanos,
después de observar plenamente
la ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
como alimento para los doce.

El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.

Veneremos, pues,
postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
la incapacidad de los sentidos.

Al Padre y al Hijo
sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor,
poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
Aquel que de Uno y de Otro procede.

Amén.
 
En latín:

Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.

In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.

Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio; Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.

Amen.

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Es un himno eucarístico de Santo Tomás de Aquino. Se puede cantar en la Misa de la Cena del Señor (Jueves Santo), cuando se traslada el Santísimo del Altar al Monumento y también en la Misa de la Solemnidad del Corpus Christi. Las dos últimas estrofas se corresponden con la oración Tantum ergo.

Véase también:
Oración a Santo Tomás de Aquino.
Oración del estudiante compuesta por Santo Tomás de Aquino.

jueves, 26 de julio de 2012

Que hoy reine la paz (Oración de la madre Teresa de Calcuta)

Que hoy reine la paz. 
Que confíes que estás exactamente donde tienes que estar.
Que no olvides las infinitas posibilidades que nacen de la fe.
Que utilices aquellos dones que has recibido y que compartas el amor que te ha sido dado.
 
Que estés contento de saber que eres un hijo de Dios.

Deja que esta presencia se asiente en tus huesos y le permita a tu alma la libertad de cantar, bailar, orar y amar.
 
Existe aquí para todos y cada uno de nosotros.

lunes, 9 de abril de 2012

Oraciones de Santa Brígida durante doce años


Oración inicial

Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en tu Corazón. Tómala de mis labios hasta tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre tu santa humanidad para la glorificación de tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas.

Amén.

1. La circuncisión


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.

2. La agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno.

3. La flagelación


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.

4. La coronación de espinas


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra.

5. Cargando la cruz


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.

6. La crucifixión de Jesús

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora.

7. La llaga del costado de Jesús

Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén.

Aquí está lo que les pido que digan (treinta días, inmunidad inmediata):

Oh Padre Celestial, por el amor de tu amado Hijo Jesucristo, cuya pasión en la cruz, nos salvó del pecado, por favor salva a todos aquellos que todavía rechazan su mano Misericordiosa. Inunda sus almas, querido Padre, con tu prenda de amor. Te suplico Jesús que con tu Padre Celestial, escuches mis oraciones y salves estas almas de la eterna condenación. A través de tu Misericordia, permíteles ser los primeros en entrar a la Nueva Era de Paz en la Tierra.

Amén.

Deben decir esta oración por siete días consecutivos y les será dado el don de la absolución total y el poder del Espíritu Santo:

Oh mi Jesús, Tú eres la Luz de la Tierra. Eres la llama que toca todos los corazones. Tu misericordia y amor no conocen límites. No somos dignos del sacrificio que hiciste con tu muerte en la cruz. Sin embargo sabemos que tu amor por nosotros es mayor que el amor que tenemos por ti. Concédenos, Oh Señor, el don de la humildad, para que así seamos merecedores de tu Nuevo Reino. Llénanos con el Espíritu Santo, para que así podamos marchar hacia adelante y guiar a tu ejército para proclamar la verdad de tu Santa Palabra y preparar a nuestros hermanos y hermanas para la Gloria de tu Segunda Venida a la Tierra. Te honramos. Te alabamos. Nos ofrecemos a nosotros mismos, nuestras penas, nuestros sufrimientos, como un don a ti para la salvación de las almas. Te amamos Jesús. Ten Misericordia de tus hijos donde sea que ellos estén.

Amén.
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Santa Brígida recibió dos juegos de oraciones de Nuestro Señor Jesucristo (ver las quince oraciones de Santa Brígida para rezar durante un año en el post de 3 de abril de 2012) y otro juego de Nuestra Madre la Santísima Inmaculada Virgen María. De la Santísima Virgen recibió la devoción diaria a sus Siete Dolores que se reza durante doce años. En caso que la persona que las rece muera antes que pasen los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se saltase un día o un par de días con justa causa, podrán ser compensadas al final de los doce años.

Promesas:

1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3. El alma que las reza puede (debe) elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen. Hay que escribir tres nombres de personas vivas en un papel y guardarlo. Los nombres no se pueden cambiar.
4. Ninguna de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra

martes, 3 de abril de 2012

Las quince oraciones de Santa Brígida para rezar durante un año


Primera oración

¡Oh Jesucristo, sois la eterna dulzura de todos los que os aman; la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de vuestra Concepción y especialmente durante vuestra Sagrada Pasión; tal como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad, según el plan divino.
Acordaos, Oh Señor, que durante la última cena con vuestros discípulos les lavasteis los pies; y después, les disteis vuestro Sacratísimo Cuerpo y vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en vuestra Alma, como Vos mismo lo afirmasteis, diciendo: "Mi Alma está triste hasta la muerte".
Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado en vuestro Sagrado Cuerpo antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por vuestro discípulo, Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de vuestra madurez, y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojado de vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los ojos y la cara infligiéndoos bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores, que habéis soportado antes de vuestra Pasión en la Cruz, concededme, antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción, y la remisión de todos mis pecados. Amén.

Ave María...

Segunda oración

¡Oh Jesús, verdadera libertad de los ángeles y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza con que fuisteis oprimido, cuando vuestros enemigos, como leones furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas os suplico, ¡Oh mi Salvador, y Redentor!, que me libréis de todos mis enemigos visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén.

Ave María...

Tercera oración

¡Oh Jesús, Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo y todo es sostenido bajo vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe clavaron vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y, no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron vuestras Llagas, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron vuestro Cuerpo en la Cruz y, a fuerza de jalones y de violentos estirones, en todas direcciones, dislocaron vuestros Huesos.
¡Oh Jesús!, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, os suplico me concedáis la gracia de temeros y amaros. Amén.

Ave María...

Cuarta oración

¡Oh Jesús, Médico Celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las vuestras! Acordaos de las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos vuestros miembros, que fueron distendidos a tal grado que no ha habido dolor semejante al vuestro. Desde la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de vuestro Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos vuestros sufrimientos, no dejasteis de pedir por vuestros enemigos a vuestro Padre Celestial, diciéndole: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, os hago esta súplica: conceded que el recuerdo de vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén.

Ave María...

Quinta oración

¡Oh Jesús, espejo del Resplandor Eterno! Acordaos de la tristeza aguda que habéis sentido al contemplar con anticipación las almas que habían de condenarse. A la luz de vuestra Divinidad habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que se salvarían mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.
Por este abismo de compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso", hago esta súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia de mí. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...

Sexta oración

¡Oh Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También fuisteis abandonado de todos vuestros parientes y amigos, con la excepción de vuestra muy amada Madre. En vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos. Luego, la encomendasteis a vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a Maria: "Mujer, he aquí a tu hijo!" Y a Juan: "¡He aquí a tu Madre!"
Os suplico, ¡Oh mi Salvador!, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mí. Y, en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, tened piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.

Ave María...

Séptima oración

¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mí! En profundo gesto de amor, habéis exclamado en la Cruz: "Tengo sed". Era sed por la salvación del género humano. ¡Oh mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos a la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos. Amén.

Ave María...

Octava oración

¡Oh Jesús, dulzura de los corazones y deleite del espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir dignamente vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte, para servir de remedio y consuelo a nuestras almas. Amén.

Ave María...

Novena oración

¡Oh Jesús, virtud real y gozo del alma! Acordaos del dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte, insultado y ultrajado por los judíos. Clamasteis en voz alta que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciéndole: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Por esta angustia, os suplico, ¡Oh mi Salvador!, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte. Amén.

Ave María...

Décima oración

¡Oh Jesús, principio y fin de todas las cosas, sois la Vida y la Virtud plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo dolor desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. En consideración a la enormidad de vuestras llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a vos, todos vuestros Mandamientos, cuyo camino en vuestra Ley Divina es amplio y agradable para aquellos que os aman. Amén.

Ave María...

Undécima oración

¡Oh Jesús, abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de las llagas que penetraron hasta la médula de vuestros huesos y entrañas para atraerme hacia Vos, presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de vuestro rostro tan justamente irritado contra mí. Escondedme en los huecos de vuestras llagas hasta que vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado. Amén.

Ave María...

Duodécima oración

¡Oh Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la multitud de llagas con que fuisteis herido, desde la cabeza hasta los pies. Esas llagas fueron laceradas y enrojecidas, ¡Oh dulce Jesús!, por la efusión de vuestra adorable sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en vuestra carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubisteis de hacer por nosotros que no hayáis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido! ¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de vuestra Pasión, que el fruto meritorio de vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi corazón, vuestro amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡Oh amabilísimo Jesús! Vos sois el tesoro de toda alegría y dicha verdadera, que os pido me concedáis en el Cielo. Amén.

Ave María...

Decimotercera oración

¡Oh Jesús, fuerte León, Rey inmortal e invencible! Acordaos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinasteis la cabeza y dijisteis: "Todo está consumado". Por esta angustia y dolor, os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente esté tremendamente perturbada y mi alma sumergida en angustia. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...

Decimocuarta oración

¡Oh Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de su esencia! Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis de vuestra alma, a vuestro Padre Eterno, diciéndole: "¡Padre en tus Manos encomiendo mi Espíritu!" Desgarrado vuestro cuerpo, destrozado vuestro corazón, y abiertas las entrañas de vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por vuestra Preciosa Muerte, os suplico, ¡Oh Rey de los santos!, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, a la carne y al mundo, a fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y, a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén.
Ave María...

Decimoquinta oración

¡Oh Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de sangre que tan generosamente habéis derramado de vuestro sagrado cuerpo. Vuestra preciosa sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar.
De vuestro costado, perforado con la lanza por un soldado, ha brotado sangre y agua, hasta no quedar en vuestro cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la cruz, la muy fina y delicada carne vuestra fue destrozada; la substancia de vuestro cuerpo fue marchitada y disecada la médula de vuestros huesos. Por esta amarga Pasión, y por la efusión de vuestra preciosa Sangre, os suplico, ¡Oh dulcísimo Jesús!, que recibáis mi alma, cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi muerte. Amén.

Conclusión

¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, ¡Oh mi Señor!, a Vos. Haced que mi corazón sea vuestra habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos vuestros santos. Amén.
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Santa Brígida de Suecia (1303-1373). Fue declarada santa en 1391; es considerada además la santa patrona de Suecia, aptrona de las viudas y una de las patronas de Europa. Su fiesta es el 23 de julio.

Santa Brigida, escribió: "Mi amado hermano, yo estaba sumergida en las más grandes amarguras de la vida. El dolor, la enfermedad, la pobreza y el abandono me afligían. Con amor, cada tarde leí estas Oraciones, mi vida ha sido transformada milagrosamente y el Señor, fiel a sus promesas, me ha colmado de gozo, bienestar, riqueza y consuelo. Lo que Jesús ha hecho por mí, miserable pecadora, lo hará también por ti, mi amado hermano. Lee cada día estas oraciones".

Todos estos privilegios fueron prometidos a Santa Brígida desde una imagen de nuestro Señor Jesucristo Crucificado, a condición de que ella rezase todos los días estas oraciones, y son también prometidos a todos aquellos que las recen devotamente cada día durante el período de un año.

La santa, durante su vida, tuvo numerosas visiones. Deseaba saber el número de los golpes que nuestro Señor había recibido durante su Pasión, un día Él se le apareció diciéndole: «Hija mía, he recibido 5480 golpes sobre mi cuerpo. Si tú quieres honrarlos dirás 15 Padrenuestros y 15 Ave Marías con las oraciones siguientes (que le enseñó) durante un año. Pasado el año, tú me habrás honrado por cada una de mis llagas».

Y añadió: «Quienquiera que rece estas oraciones durante un año tendrá estos beneficios":

1. Liberará del Purgatorio a quince almas de su estirpe.
2. Quince justos de su estirpe serán confirmados y conservados en gracia.
3. Quince pecadores de su estirpe se convertirán.
4. La persona que las rece llegará al mayor grado de perfección.
5. Quince días antes de morir recibirá mi precioso Cuerpo de modo que será liberado del hambre eterno y beberá mi preciosa Sangre para que no tenga sed en la eternidad.
6. Quince días antes de morir tendrá una contrición amarga de todos sus pecados y un perfecto conocimiento de ellos.
7. Pondré el signo de mi Cruz victorioso ante ella para socorrerla y defenderla contra los ataques de sus enemigos.
8. Antes de su muerte yo vendré a ella con mi amada Madre.
9. Recibiré con bondad su alma y la llevaré a los gozos eternos.
10. Y, conduciéndola hasta allá le daré, con singular trato, a beber de la fuente de mi divinidad; cosa que no haré con aquellos que no hayan recitado estas oraciones.
11. Necesitas saber que a quienquiera que haya vivido durante treinta años en pecado mortal y diga devotamente estas Oraciones o se haya propuesto hacerlo, yo le perdonaré todos sus pecados.
12. Lo defenderé de las tentaciones.
13. Le conservaré sus cinco sentidos.
14. Lo preservaré de la muerte repentina.
15. Salvaré su alma de las penas eternas.
16. Obtendrá todo lo que pidiera a Dios y a la Santa Virgen María.
17. Si hubiera vivido siempre según su propia voluntad y debiera de morir mañana, su vida se prolongará.
18. Todas las veces que rezare estas oraciones ganará la indulgencia parcial.
19. Estará seguro de estar junto al coro de los Ángeles.
20. Si alguien las enseñara a otro, tendrá gozo y mérito sin fin, estables sobre la tierra y eternamente en Cielo.
21. Donde fueran pronunciadas estas oraciones, Dios estará presente con su gracia».

Si multiplicamos las quince oraciones por los trescientos sesenta y cinco días del año, nos da un total de cinco mil cuatrocientos setenta y cinco azotes. Parece ser que los otros cinco se refiere a sus otras cinco llagas (manos, pies y costado) que, en este caso, no fueron producidas por el látigo, sino por los clavos y la lanza. Estas cinco llagas más los cinco mil cuatrocientos setenta y cinco azotes, da un total de cinco mil cuatrocientos ochenta golpes que recibió, en su Cuerpo, Nuestro Señor Jesucristo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Oración de San David Lewis


Soberano Señor,
Padre eterno que estás en el cielo,
creador de todo,
conservador de todo,
único Autor de la gracia y la gloria,
yo me postro ante ti y te adoro.

Hijo de Dios encarnado,
Dios verdadero,
Tú fundaste la Iglesia en esta tierra con tu Sangre y la hiciste
Una, Santa, Católica y Apostólica
hasta el final de los tiempos.

Todo lo que la Iglesia sostiene de Ti, es revelación tuya.

Lo que ella enseña y manda creer, yo lo creo enteramente.

Santo Espíritu de Dios,
que haces que el sol brille sobre buenos y malos,
que la lluvia caiga sobre justos y pecadores,
yo te alabo y agradezco las innumerables gracias que me has otorgado,
a mí tu indigno siervo, en los años que he vivido en la tierra.

Oh santa Trinidad, tres Personas y un solo Dios,
desde lo más íntimo de mi corazón,
me arrepiento de haberte ofendido.

Ten misericordia de mí.

Por los méritos de mi Redentor espero la salvación.

La gracia de Nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios
y la comunión del Espíritu Santo,
estén con todos Ustedes.

Amén.
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San David Lewis (1616-1679) sacerdote de la Compañía de Jesús, ordenado en Roma, celebró ocultamente los sacramentos en el Reino Unido durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres. En el reinado de Carlos II fue martirizado por ser sacerdote católico. Esta oración la pronunció antes de morir. Su festividad se celebra el 27 de agosto.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Oración de la Santa Madre Teresa de Calcuta


Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros semejantes de todo el mundo que viven y mueren en medio de la pobreza y el hambre.

Dales hoy, a través de nuestras manos, el pan de cada día y, junto con nuestro amor y comprensión, dales paz y alegrías.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.
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La Madre Teresa de Calcuta ha sido canonizada en el Vaticano, por el Papa Francisco, el 4 de septiembre de 2016.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Consagración del Cura de Ars a la Inmaculada

Virgen María, Madre mía, me consagro a ti
y confía en tus manos toda mi existencia.
Acepta mi pasado con todo lo que fue.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.
Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de Dios.
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San Juan María Bautista Vianney (1786-1859) fue canonizado en 1925 por el Papa Pío XI. Dedicó su vida, fundamentalmente, a la dirección espiritual de las almas. Pasaba muchas horas al día en el confesionario y gentes de todo tipo buscaban su consejo. Realizó diversos milagros: obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro y curación de enfermos, especialmente niños. Su festividad se celebra el 4 de agosto.

viernes, 24 de julio de 2009

Oración de la generosidad de San Ignacio de Loyola

Señor Jesús
enséñanos a ser generosos
a servirte como Tú mereces
a dar sin medida,
a combatir sin temor a las heridas
a trabajar sin descanso
sin esperar otra recompensa
que saber que hemos cumplido
tu santa voluntad.
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Esta oración fue escrita por San Ignacio de Loyola dedicada a San Francisco Javier, Patrón de las misiones, cuando fue enviado como primer misionero a Oriente.

Véase también:
Himno a San Ignacio de Loyola
Tomad, Señor y recibid




Es una oración que fue adaptada y musicalizada por el Padre Jaques Sevin, sacerdote de la Compañía de Jesús y fundador del escultismo católico en Europa, por ello es conocida como oración scout.

Colaboración enviada por Juan Pablo Gutiérrez Alzate, perteneciente al Grupo Scout IV Pirsas (Colombia).

jueves, 25 de septiembre de 2008

Oración para sonreír de la Madre Teresa de Calcuta


Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.


Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.

Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.

Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.

Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.

Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.

Amén.

sábado, 30 de agosto de 2008

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Solo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que solo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
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El poema-oración fue compuesto por santa Teresa de Jesús, también conocida como santa Teresa de Ávila (1515-1582)

sábado, 2 de agosto de 2008

Oración del estudiante compuesta por Santo Tomás de Aquino


Oh Dios, fuente de la sabiduría,
principio supremo de todas las cosas.
Derrama tu luz en mi inteligencia
y aleja de ella las tinieblas
del pecado y de la ignorancia.
Concédeme penetración para entender,
memoria para retener, método para aprender,
lucidez para interpretar y expresarme.
Ayuda el comienzo de mi trabajo,
dirige su progreso, corona su fin,
por Cristo nuestro Señor.

Amén.
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Otras oraciones de Santo Tomás de Aquino:
 

Otra oraciones para estudios: