Dios creador, en la encarnación de tu Hijo colocaste a tu Hijo unigénito, nuestro Salvador, en una familia. No una familia cualquiera. Sino en una familia marginada, una familia que tan fácilmente fue pasada por alto. Una familia de Nazaret que no encontró lugar en la posada, una familia que tuvo que huir de la opresión y de brigadas asesinas. Una familia que se vio obligada a huir en medio de la noche a Egipto.
Dios amoroso, fue tu voluntad que tu hijo amado y nuestro Salvador Jesús escogiera a los más humillados y abandonados y de entre ellos eligiera a sus más allegados y mensajeros.
Así como Tú, Señor Jesús, escuchaste sus voces de súplica y viste su situación, Ayúdanos a escuchar sus voces de súplica y a ver su situación. Danos la gracia de la conversión. Danos los ojos para ver y los oídos para escuchar a las familias que sufren las consecuencias del cambio climático, aquellos cuyos campos se han convertido en un desierto, aquellos cuyos medios de vida se han visto amenazados por el calor, la subida de las aguas y los huracanes.
Que tu Espíritu Santo nos dé el valor y la gracia para juzgar. Ayúdanos a actuar, actuar proféticamente.
Danos las palabras para acompañar a otros en su conversión ecológica. Ayúdanos a ser instrumentos de tu paz, para que seamos tus manos y tus pies en nuestro mundo, en nuestros países, en nuestras regiones, en nuestras comunidades, en nuestros barrios y en nosotros mismos. Construye y repara tu regalo para nosotros, sabiendo que somos una sola familia que habita en una casa común. Porque Tú eres Emmanuel, Dios con nosotros.
Amén.
----------
Es una oración del Diácono Clayton Nickel, consultor espiritual de MLS; Animador de Animadores de Laudato Si’. Washington DC, Estados Unidos de América.