Oh buen Jesús, Sacerdote Eterno, que elegiste sacerdotes para pastorear la Iglesia de Dios, adquirida al precio de tu propia sangre.
Te doy gracias por su vida y por su ministerio.
Bendice a nuestro obispo... (se indica el nombre) y a sus obispos auxiliares; bendice a los sacerdotes diocesanos, extradiocesanos y religiosos que ejercen su ministerio en esta Diócesis de... (se indica el nombre); bendice a los seminaristas.
Bendíceles para que sus pensamientos y acciones sean expresión de tu gloria y de tu amor.
Llénales de fe, de sabiduría y de caridad pastoral.
Que la Eucaristía y tu Palabra sean el alimento de su vida interior.
Que tu vida y tu Pasión se renueven en su quehacer diario y el las situaciones de sufrimiento, para que su presencia sea enseñanza, aliento y esperanza para todos los fieles.
Renueva la fuerza, la ilusión y la alegría que pusiste en su espíritu el día de la ordenación.
Concédeles un corazón generoso, abierto a cualquier llamada.
Concédeles ojos para descubrir lo mejor que hay en las personas y oídos para escuchar sin prejuicios.
Hoy, Señor, te pido especialmente por... (se puede indicar el nombre o nombres de sacerdotes que se conozcan). Concédeles la alegría de sentirte a su lado y llénales de la sabiduría del Espíritu. Pongo en las manos de María su vida y su ministerio.
Amén.