viernes, 14 de junio de 2024

Dijiste sí


Dijiste sí y la tierra estalló de alegría,dijiste sí y en tu vientre latía divina la salvación,hágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor 
que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
 
María, las tinieblas se harán mediodíaa una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol,María, la doncella que Dios prometíaUn volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.
 
Gabriel tembló, conmovido con tanta bellezaMadre de Dios, cuélame en tu mirada de amor de la Anunciaciónhágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor 
que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
 
María, las tinieblas se harán mediodíaa una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol,María, la doncella que Dios prometíaUn volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.
 
Hágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor 
que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
 
María, las tinieblas se harán mediodíaa una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol,María, la doncella que Dios prometíaUn volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.

domingo, 2 de junio de 2024

Oración a Santa Ana por los hijos


Gloriosa Santa Ana, Patrona de las familias cristianas, a ti encomiendo mis hijos. Sé que los he recibido de Dios y que a Dios les pertenecen. Por tanto, te ruego me concedas la gracia de aceptar lo que su Divina Providencia disponga para ellos.

Bendíceles, oh Misericordiosa Santa Ana, y tómalos bajo tu protección. No te pido para ellos privilegios excepcionales; sólo quiero consagrarte sus almas y sus cuerpos, para que preserves ambos de todo mal. A ti confío sus necesidades temporales y su salvación eterna.

Imprime a sus corazones, mi buena Santa Ana, horror al pecado; apártales del vicio; presérvales de la corrupción; conserva en su alma la fe, la rectitud y los sentimientos cristianos; y enséñales, como enseñaste a tu Purísima Hija la Inmaculada Virgen María, a amar a Dios sobre todas las cosas.

Santa Ana, Tú que fuiste Espejo de Paciencia, concédeme la virtud de sufrir con paciencia y amor las dificultades que se me presenten en la educación de mis hijos. Para ellos y para mí, pido tu bendición, oh Bondadosa Madre Celestial.

Que siempre te honremos, como a Jesús y María; que vivamos conforme a la voluntad de Dios; y que después de esta vida, hallemos la bienaventuranza en la otra, reuniéndonos contigo en la gloria para toda la eternidad.

Así sea.