Oh glorioso Patriarca San José, solícito guardián del divino Niño Jesús, por aquélla amorosa vigilancia que tuviste en la conservación, educación y desarrollo del Pequeño que te fue encomendado, te suplico ardientemente que libres a la niñez cristiana de los nuevos Herodes que quieren ahogarla en la sangre.
Coloca bajo tu manto paternal a todos los niños, a fin de que conserven su santa pureza, su inocencia y su candor.
Así sea.