Pan divino, gracioso, sacrosanto,
manjar que da sustento al alma mía:
dichoso fue aquel día, punto y hora,
que en tales dos especies Cristo mora,
que si el alma está dura,
aquí se ablandará con tal dulzura.
El pan que estás mirando, alma mía,
es Dios que en ti reparte gracias y vida
y, pues que tal comida te mejora,
no dudes de comerla desde ahora,
que, aunque estuvieres dura,
aquí te ablandarás con dulzura.
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Es una composición de Francisco Guerrero (1528-1599) incluida en el libro “Canciones y villanescas espirituales” (Venecia, 1589). Es la versión ‘a lo divino’ del “Prado verde y florido” recogido en el Cancionero de Medinaceli (S. XVI). En el castellano de la época, la canción era de la siguiente forma:
Pan divino, graçioso, sacrosanto
manjar que da sustento al alma mía:
dichoso fue aquel día, punto y hora,
que’ n tales dos especies Christo mora,
que si el alma’ stá dura,
aquí se ablandará con tal dulçura.
El pan que’ stás mirando, alma mía,
es Dios que’ n ti reparte graçia y vida
y, pues que tal comida te mejora,
no dudes de comerla desde agora,
que, aunque’ stuvieres dura,
aquí te ablandarás con tal dulçura.