Que los santos Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyo poder y autoridad confiamos, intercedan por nosotros ante el Señor.
Todos: Amén.
Que por las palabras y los méritos de la Bienaventurada siempre Virgen María, de san Miguel Arcángel, de san Juan el Bautista, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados todos vuestros pecados, os conduzca por Jesucristo hasta la vida eterna.
Todos: Amén.
Que el Señor todopoderoso y misericordioso os conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la Gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia final en las buenas obras.
Todos: Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso (Padre, Hijo y Espíritu Santo) descienda sobre vosotros y permanezca para siempre.
Todos: Amén.
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La bendición Urbi et Orbe la imparte Su Santidad el Papa en dos fechas: Navidad y Domingo de Pascua. Excepcionalmente, se puede realizar en otras fechas, como ocurrió el 27 de marzo de 2020 por la pademia del coronavirus.
Otorga la remisión por las penas de pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico y explicadas en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Las condiciones para recibir la indulgencia plenaria son:
- Disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.
- Confesar los pecados.
- Recibir la sagrada Eucaristía.
- Rezar por las intenciones del Papa.
Los efectos de la bendición Urbi et Orbe se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, bien en directo, o bien a través de los medios de comunicación.