¿Quién eres Tú, oh buen Jesús?
Siervo entregado y sin poder.
El mundo entero viene a ti,
para adorarte, para adorarte.
Perdido estás en esa cruz,
un leño seco y sin vigor.
El Dios de amor se esconde en ti,
el Dios callado, el Dios callado.
Mueres en paz y sin temor,
Dios es tu mando y tu cayado.
Tú vences a la muerte,
resucitado, resucitado.
Siervo sufriente de Yahveh,
semilla que en tierra cayó;
tras el silencio y el dolor
vendrá tu Reino, vendrá tu Reino.