¡Venga tu Espíritu Señor!
Tu Espíritu de escucha; cuando como María, estamos atentos a lo que nos dices.
Tu Espíritu de fortaleza; cuando la debilidad se impone al tesón.
Tu Espíritu de constancia; cuando no vemos fruto a su tiempo.
Tu Espíritu de comunión; cuando surgen divisiones.
Tu Espíritu de comprensión; cuando se hace difícil tu mensaje.
Tu Espíritu de fraternidad; cuando se quiebra la unidad.
Tu Espíritu de vida; cuando estamos llenos de todo y de nada.
Tu Espíritu de aliento; cuando nos asfixia la contaminación del mundo.
Tu Espíritu de misión; cuando todo nos parece hecho.
Tu Espíritu de perdón; cuando el hombre se sienta incomprendido.
Tu Espíritu de Eucaristía; para que nunca nos falte el alimento.