Te rogamos por nuestros hermanos y hermanas que han respondido sí a tu llamada al sacerdocio, a la vida consagrada y a la misión.
Haz que sus existencias se renueven de día en día y se hagan evangelios vivientes.
¡Señor misericordioso y santo, sigue enviando nuevos operarios a la mies de tu Reino!
Ayuda a los que has llamado a seguirte en este tiempo nuestro; haz que contemplando tu rostro, respondan con alegría a la maravillosa misión que les has confiado por el bien de tu Pueblo y el de todos los pueblos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.