¡Gloria a ti, oh Padre,
Dios de Abraham, Isaac y Jacob!
Tú has enviado a tus siervos,
los profetas, a proclamar tu palabra
de amor fiel y a llamar
a tu pueblo al arrepentimiento.
A las orillas del río Jordán,
has suscitado a Juan el Bautista,
una voz que grita en el desierto,
enviado a toda la región del Jordán,
a preparar el camino del Señor,
a anunciar la venida de Cristo.
¡Gloria a ti, oh Cristo, Hijo de Dios!
Has venido a las aguas del Jordán
para ser bautizado por manos de Juan.
Sobre ti el Espíritu descendió como una paloma.
Sobre ti se abrieron los cielos,
y se escuchó la voz del Padre:
"Este es mi Hijo, el Predilecto!"
Del río bendecido con tu presencia
has partido para bautizar no solo con agua
sino con fuego y Espíritu Santo.
¡Gloria a ti, oh Espíritu Santo, Señor!
Por tu poder la Iglesia es bautizada,
descendiendo con Cristo en la muerte
y resurgiendo junto a Él a una nueva vida.
Por tu poder, nos vemos liberados del pecado
para convertirnos en hijos de Dios,
el glorioso cuerpo de Cristo.
Por tu poder, todo temor es vencido,
y es predicado el Evangelio del amor
en cada rincón de la tierra, para la gloria de Dios,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
a Él todo honor en este año Jubilar
y en todos los siglos por venir.
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Esta oración fue elevada al Cielo por Su Santidad el Papa Juan Pablo II el día 21 de marzo de 2000 en Wadi Al Jarrar (Jordania).