"Envía tu Espíritu, Señor",
ese aliento que da vida;
si tú no alientas, todo es muerte,
un cadáver cósmico, polvo putrefacto.
Sopla sobre el mundo,
para que crezca en armonía y perfección.
Sopla sobre esta tierra,
para que se llene de primavera.
Exhala tu aliento sobre nosotros,
para que el corazón se encienda,
y cantemos poemas inspirados,
los pulmones hinchados de tu Espíritu.
Cantaremos la grandeza de tu amor,
que derrama tu Espíritu sin medida.
¡Dios mío, vístenos también a nosotros!
Echaremos en tu fuego los vestidos viejos,
los que modeló Adán, el desfasado,
y Tú vístenos de Jesucristo.
Recreános con tu Espíritu de vida.
Haz de nosotros hombres nuevos,
constructores del mundo nuevo,
anticipo de ese reino que esperamos.