Hoy elevamos nuestra acción de gracias
hacia ti, Padre, porque una vez más
nos hemos reunido en tu nombre,
en comunidad, en torno a Jesús, tu Hijo.
Te damos gracias por la Iglesia,
fraternidad viva que,
inundada por el Espíritu de tu Hijo,
es luz para las naciones,
por los signos del amor y la unidad.
Tú convocas al pueblo incesantemente,
Tú eres la llamada,
Tú promueves la unidad,
Tú eres el amor que hermana,
el amor que rompe ligaduras de esclavitud,
el amor que genera fraternidad.
Eres liberación para la libertad
y libertad para la salvación.
Por eso, con la comunidad de los santos,
te damos gracias porque Tú eres
la fuerza del amor que nos une.