Dios oculto a mi entendimiento, que a veces te manifiestas,
como aquel día ante los Sabios de Oriente.
Pequeño Jesús, me arrodillo ante ti como hicieron ellos,
te adoro, porque eres Tú, el Único.
Como ellos te regalaron oro, incienso y mirra,
te ofrezco todo mi ser, mi oración y mis limitaciones y sacrificios.
Si en mi vida he recibido o logrado algo, lo pongo a tu disposición.
Lo que me has dado te lo devuelvo con alegría, con libertad.
Junto a la Virgen María y a san José,
deseo mirarte con su gran amor y acogerte como ellos.
Tierno Jesús, Señor mío y Dios mío,
¡Manifiéstate!