La familia se reúne ante el pesebre que se ha construido en
un lugar digno de la casa.
Quien proclama el evangelio dice:
Escuchemos el santo evangelio según san Lucas (Lc 2, 16-21).
«Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.
María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho».
El padre o la madre:
María, Madre de Dios y Madre nuestra, te ofrecemos este año que hoy estrenamos. Te pedimos que en él recibamos las continuas bendiciones de tu Hijo, nuestro Dios y Señor, y que seamos testigos vivos de fe por la santidad de nuestras obras.
Todos:
Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh, Virgen gloriosa y bendita!
Delante del belén se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...).
Un niño o el más joven puede hacer esta oración:
Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte.