¡Oh gloriosa Santa Luisa de Marillac!
Esposa fiel, madre modelo,
formadora de catequistas, maestras y enfermeras.
Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:
socorro a los Pobres,
alivio a los enfermos,
protección a los desamparados,
caridad a los ricos, conversión a los pecadores,
vitalidad a nuestra Iglesia
y paz a nuestro pueblo.
Cuida nuestro hogar
y cuanto hay en él.
Que sea un camino recto
que nos conduzca a nuestra casa del cielo,
y que tu bendición descienda todos los días
sobre cada uno de los que en él vivimos.
Bendito seas, buen Dios,
porque sembraste el amor en Santa Luisa
para ejemplo nuestro
e imitación de Jesús,
Camino, Verdad y Vida.
Amen.
Esposa fiel, madre modelo,
formadora de catequistas, maestras y enfermeras.
Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:
socorro a los Pobres,
alivio a los enfermos,
protección a los desamparados,
caridad a los ricos, conversión a los pecadores,
vitalidad a nuestra Iglesia
y paz a nuestro pueblo.
Cuida nuestro hogar
y cuanto hay en él.
Que sea un camino recto
que nos conduzca a nuestra casa del cielo,
y que tu bendición descienda todos los días
sobre cada uno de los que en él vivimos.
Bendito seas, buen Dios,
porque sembraste el amor en Santa Luisa
para ejemplo nuestro
e imitación de Jesús,
Camino, Verdad y Vida.
Amen.
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Santa Luisa de Marillac nació en París (Francia) en 1591 y falleció en la misma ciudad en 1660. Fundó las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. De joven estuvo a punto de ingresar en la vida religiosa, pero se casó con Antoine Le Gras con quien tuvo un hijo. Siempre se dedicó a las obras de caridad, conoció a San Francisco de Sales y a San Vicente de Paúl. A la muerte de su marido, se volcó aún más en las obras de caridad, fundando la organización antes mencionada. Fue canonizada por el Papa Pío en 1934 y, posteriormente, el Papa Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales. Su festividad se celebra el 9 de mayo.