Dios todopoderoso y eterno, que consagraste los primeros trabajos de los apóstoles con la sangre de Santiago, haz que por su martirio, sea fortalecida la Iglesia y, por su patrocinio, España (nuestro pueblo) se mantenga fiel a Cristo
hasta el final de los tiempos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.