Oh gloriosa Santa Victoria, vengo a presentarte mi fervorosa oración; acógela benignamente y obténme las gracias que me son necesarias.
Tengo el corazón atribulado y siento fuertes los golpes del dolor.
La desventura y tristeza me oprimen.
Recurro, pues, a vuestro auxilio.
Ayúdame y atiende mi oración.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.