jueves, 23 de mayo de 2019

Oración a San Gabriel de la Dolorosa


¡Oh bienaventurado Gabriel de la Dolorosa, que, por vuestra afectuosísima devoción a la ínclita Virgen afligida al pie de la cruz, llegasteis a ser espejo de inocencia, modelo de santidad y taumaturgo del presente siglo por los estupendos milagros obrados en derredor de vuestro sepulcro!

Dignaos mirarme benévolo desde el cielo y recabadme de la munificencia divina las fuerzas que he menester para precaver los peligros del alma, despreciar los halagos del mundo, neutralizar las asechanzas del demonio, triunfar de mis pasiones, llorar contrito mis culpas, secundar con generosidad de corazón las divinas inspiraciones y labrar mi santificación mediante un afecto sincero a la Pasión de Jesús y a los Dolores de mi Madre María, a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos aquí en la tierra, pueda igualmente haceros compañía en el cielo por toda la eternidad.

Así sea.
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San Gabriel de la Dolorosa (1838-1862) fue un religioso pasionista que nació en Asís (Italia).

Emprendió el camino de la vida religiosa como respuesta a una amorosa llamada. Los pasionistas son testigos y anunciadores del amor de Dios ofrecido en Cristo Crucificado. Con la Virgen Madre y sostenido por ella se reconoció llamado a permanecer junto a la Cruz.

Su vida permaneció oculta, sin deslumbrar con grandes éxitos. Santa Gema Galgani quedó impresionada por la biografía del santo y, con frecuencia se le hace presente en su vida, a pesar de haber fallecido dieciséis años antes de que la santa naciera. En el diario de Santa Gema, narra que San Gabriel la llama "Sorella mía" (hermana mía) y que le entrega el escudo que los pasionistas llevan en el pecho: un corazón con la frase "La pasión de Jesucristo".


Es el patrono de la juventud, junto a San Luis Gonzaga y patrono de la juventud italiana y de los estudiantes, en particular de los seminaristas.

San Gabriel fue canonizado por Su Santidad Benedicto XV en 1920. Su festividad se celebra el 27 de febrero. 

domingo, 19 de mayo de 2019

Conversación con Jesús de la Misericordia durante treinta días


Mi Jesús, en ti deposité toda mi confianza, Tú sabes de todo Padre y Señor del Universo, eres el Rey de Reyes, Tú que hiciste al paralítico andar, al muerto vivir y al leproso sanar.

Tú que conoces mis angustias y ves mis lágrimas, bien sabes Divino Amigo cómo preciso alcanzar de ti esta gracia

(Pedir la gracia).


Haz Divino Jesús que, antes de que termine esta conversación que tendré contigo durante 30 días, yo pueda alcanzar esta gracia que te pido con mucha fe y esperanza.

Mi conversación contigo Divino Maestro me da ánimo y alegría para vivir, solo de ti espero con fe y esperanza.

(Pedir la gracia con fe).


Con gratitud divulgaré esta oración para que otros precisen de ti, aprendan a tener confianza en tu misericordia.

Ilumina mis pasos, así como el sol ilumina cada mañana el amanecer y testifica nuestra conversación.

Jesucristo tengo confianza en ti y cada día más aumenta mi fe en ti.

Mensaje de Jesús.

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo irá mejor.

Cuando te entregues a mí, todo se resolverá con tranquilidad, según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.

Cierra los ojos del alma y dime con calma:

¡Jesús, yo confío en ti!

Evita las preocupaciones angustiosas y los pensamientos sobre lo que puede suceder después.

No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas.

Déjame ser Dios y actuar con libertad.

Entrégate confiadamente a mí, reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.

Dime frecuentemente:

¡Jesús, yo confío en ti!

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas, y querer resolver las cosas a tu manera cuando me dices:

¡Jesús, yo confío en ti!

No seas como el paciente que le dice al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo.

Déjate llevar con mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo.

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.

Continúa diciéndome a toda hora:

¡Jesús, yo confío en ti!

Necesito las manos libres para poder obrar.

No me ates con tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso, agitarte, angustiarte y quitarte la paz.

Confía en mí. Reposa en mí. Entrégate a mí.

Yo hago los milagros en la proporción de la entrega y confianza que tienes en mí.

Así que no te preocupes. Echa en mí todas tus angustias y duerme tranquilo.

Dime siempre:

¡Jesús, yo confío en ti!

Y verás grandes milagros.

viernes, 10 de mayo de 2019

Arcilla entre sus manos


Eres Madre muy sencilla, criatura del Señor,
Virgen pobre, Madre mía, llena de gracia y de amor.
Fuiste arcilla entre sus manos y el Señor te modeló,
aceptaste ser su esclava siempre dócil a su voz.

Yo quiero ser arcilla entre sus manos,
yo quiero ser vasija de su amor.
Yo quiero ser arcilla entre sus manos,
yo quiero ser vasija de su amor.
Quiero dejar lo mío para Él, para Él. (Bis)

No entendías sus palabras pero respondes con fe.
Dejas que su amor te guíe, confiando siempre en Él.
Por su Espíritu de vida, te dejaste transformar,
te abandonas en sus manos para hacer su voluntad.
Yo quiero ser arcilla entre sus manos,
yo quiero ser vasija de su amor.
Yo quiero ser arcilla entre sus manos,
yo quiero ser vasija de su amor.
Quiero dejar lo mío para Él, para Él. (Bis)