Dios de misericordia,
te damos gracias por Damián de Molokai,
hermano universal,
padre de los leprosos,
hijo de los Sagrados Corazones.
Tú inspiraste en él
un amor apasionado por la vida,
por la salud y la dignidad
de los que halló caídos
al borde del camino.
Gracias porque, como Jesús,
supo amar hasta el extremo.
Gracias porque, como María,
supo entregarse sin reservas.
Gracias Padre, porque en Damián
sigues suscitando la santidad
y la pasión por tu Reinado.
Amén.
te damos gracias por Damián de Molokai,
hermano universal,
padre de los leprosos,
hijo de los Sagrados Corazones.
Tú inspiraste en él
un amor apasionado por la vida,
por la salud y la dignidad
de los que halló caídos
al borde del camino.
Gracias porque, como Jesús,
supo amar hasta el extremo.
Gracias porque, como María,
supo entregarse sin reservas.
Gracias Padre, porque en Damián
sigues suscitando la santidad
y la pasión por tu Reinado.
Amén.
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San Damián de Molokai nació el 3 de enero de 1840 en Tremelo (Bélgica). A los 18 años ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones. Tras ser ordenado sacerdote es enviado, como misionero, a la gran isla de Hawai. Tras estallar una epidemia de lepra, los leprosos son confinados en la isla de Molokai. Se presenta voluntario para ir a la isla y, el 10 de mayo de 1873, desembarca en Molokai y consigue transformarla. Murió, leproso, el 15 de abril de 1889, exclamando: "¡Qué dulce es morir hijo de los Sagrados Corazones!". Fue canonizado, en Roma, el 11 de octubre de 2009.