Estrella de los mares,
cuyos reflejos
en mis ojos de niño resplandecieron.
¿Te acuerdas Madre, a tus pies,
cuantas veces recé la Salve?
Aún era yo muy niño,
cuando mi madre
me hizo pisar las gradas de tus altares.
Y de rodillas,
tu dulcísimo nombre, yo repetía.
Del mar en los peligros,
¡ay no me dejes!,
y a recoger mi alma
ven en mi muerte.
Que solo quiero,
asido de tu manto,
volar al cielo.