En las tinieblas se encendió una
luz, en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a
llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una
novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!.
Juan Bautista no
es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!
Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
V. Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
R. Y seremos salvados.
Amén.