lunes, 9 de abril de 2012

Oraciones de Santa Brígida durante doce años


Oración inicial

Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en tu Corazón. Tómala de mis labios hasta tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre tu santa humanidad para la glorificación de tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas.

Amén.

1. La circuncisión


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.

2. La agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno.

3. La flagelación


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.

4. La coronación de espinas


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra.

5. Cargando la cruz


Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.

6. La crucifixión de Jesús

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora.

7. La llaga del costado de Jesús

Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén.

Aquí está lo que les pido que digan (treinta días, inmunidad inmediata):

Oh Padre Celestial, por el amor de tu amado Hijo Jesucristo, cuya pasión en la cruz, nos salvó del pecado, por favor salva a todos aquellos que todavía rechazan su mano Misericordiosa. Inunda sus almas, querido Padre, con tu prenda de amor. Te suplico Jesús que con tu Padre Celestial, escuches mis oraciones y salves estas almas de la eterna condenación. A través de tu Misericordia, permíteles ser los primeros en entrar a la Nueva Era de Paz en la Tierra.

Amén.

Deben decir esta oración por siete días consecutivos y les será dado el don de la absolución total y el poder del Espíritu Santo:

Oh mi Jesús, Tú eres la Luz de la Tierra. Eres la llama que toca todos los corazones. Tu misericordia y amor no conocen límites. No somos dignos del sacrificio que hiciste con tu muerte en la cruz. Sin embargo sabemos que tu amor por nosotros es mayor que el amor que tenemos por ti. Concédenos, Oh Señor, el don de la humildad, para que así seamos merecedores de tu Nuevo Reino. Llénanos con el Espíritu Santo, para que así podamos marchar hacia adelante y guiar a tu ejército para proclamar la verdad de tu Santa Palabra y preparar a nuestros hermanos y hermanas para la Gloria de tu Segunda Venida a la Tierra. Te honramos. Te alabamos. Nos ofrecemos a nosotros mismos, nuestras penas, nuestros sufrimientos, como un don a ti para la salvación de las almas. Te amamos Jesús. Ten Misericordia de tus hijos donde sea que ellos estén.

Amén.
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Santa Brígida recibió dos juegos de oraciones de Nuestro Señor Jesucristo (ver las quince oraciones de Santa Brígida para rezar durante un año en el post de 3 de abril de 2012) y otro juego de Nuestra Madre la Santísima Inmaculada Virgen María. De la Santísima Virgen recibió la devoción diaria a sus Siete Dolores que se reza durante doce años. En caso que la persona que las rece muera antes que pasen los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se saltase un día o un par de días con justa causa, podrán ser compensadas al final de los doce años.

Promesas:

1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3. El alma que las reza puede (debe) elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen. Hay que escribir tres nombres de personas vivas en un papel y guardarlo. Los nombres no se pueden cambiar.
4. Ninguna de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra