Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.
Si el grano de trigo no muere,
si no muere solo quedará,
pero si muere en abundancia dará
un fruto eterno que no morirá.
Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.
Es mi anhelo mi anhelo creciente,
en el surco contigo morir,
y fecunda será la simiente, Señor,
revestida de eterno vivir.
Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.
Y si vivimos, para Él vivimos;
y si morimos, para Él morimos;
Sea que vivamos o que muramos,
somos del Señor, somos del Señor.
Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.
Cuando diere por fruto una espiga,
a los rayos de ardiente calor,
tu reinado tendrá nueva vida de amor,
en una Hostia de eterno esplendor.
Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.