Te suplico, Señor, que envíes al que has de enviar,
ven, Señor Jesús, y no tardes;
cielos ábranse y dejen que baje su rocío.
Divino Niño Jesús,
ven a nacer en mi corazón
para desterrar de él al pecado
y colocar tus virtudes.
Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.
San Fernando, rey piadoso, que uniste al amor de Dios el cuidado de los débiles, enséñanos a regir a nuestros semejantes, buscando el bien del prójimo y la gloria de Dios, a ejemplo de Jesucristo que es Dios y vive y reina por los siglos de los siglos.