sábado, 10 de septiembre de 2011

Recomendación del alma de un moribundo


Querido hermano (querida hermana), te entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu Creador, el que te formó del polvo de la tierra.

Que al dejar esta vida, salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos.

Que Cristo, que sufrió muerte de cruz por ti, te conceda la verdadera libertad.

Que Cristo, Hijo de Dios vivo, te aloje en su paraíso.

Que Cristo, buen pastor, te cuente entre sus queridas ovejas.

Que te perdone todos los pecados y te agregue al número de sus elegidos.

Que puedas contemplar cara a cara a tu Redentor y gozar de la visión de Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Cuando, acabada la recomendación del alma, hay síntomas de muerte inminente, se le puede dar a besar el Crucifijo y decir, haciéndole la señal de la cruz en la frente:

Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén contigo, te infundan esperanza y te conduzcan a la paz de su reino celestial, por los siglos de los siglos.

Amén.
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Esta recomendación del alma es conveniente que el moribundo la escuche cuando aparezcan los síntomas de una muerte inminente. Ayudar a bien morir es, seguramente, la más importante obra de caridad que se puede hacer a un ser querido o conocido.