sábado, 13 de septiembre de 2008

Noche oscura del alma

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡Oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y en segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscura y en celada,
estando ya mi cada sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo con sus cabello esparcía,
en su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
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Este poema-oración fue compuesto por San Juan de la Cruz (1542-1591)